LA EDAD COMO LÍMITE AL EJERCICIO DE LA DOCENCIA UNIVERSITARIA ¿REAL O LEGAL?

 Oscar   Renato   Díaz  Gonzáles1

(1) Universidad  Católica  de Santa  María

DOI:10.26696/sci.epg.0047

 

RESUMEN: El  presente  artículo  es  una  reflexión  acerca  de la  Ley  Universitaria  N° 30220   en cuanto   establece  como  edad  límite  para  el ejercicio de la docencia  universitaria   70 años,  desde  el  marco  de  lo  que  es  la Universidad,  sus fines , los  retos  y  requerimientos actuales  de la educación superior  universitaria  así  como los requisitos  y   el  perfil   requerido  hoy  a  los  docentes; ¿cuáles  son las implicancias  de  esta disposición? Más  allá  del cumplimiento de la  ley, en qué medida  se afecta  al sistema educativo universitario pero sobre  todo  los derechos  fundamentales  de  los docentes?

Palabras Clave: Universidad,   educación,  ley,   docentes,  límite,  edad,  objetivos  de la  enseñanza  universitaria, derechos  fundamentales.

ABSTRACT: This  article  is a reflection  about   de   University  Law  number   30220 which   establishes   70  years  old  as  the  limit   to  university  teaching, a view  from   what   the   university  is, its requirements, goals and what  is  expected about  teachers  actually. ¿  Which  are  the  implicances  of  this  law?  Further   than   de   laws  obligation  , how  does it  afects the   university  educational system , but   at principal  de   fundamental  rights  of  the  university  teachers?

Keywords: University,  education, law,  teachers, limit,  age,  university teaching goals, human rights

 

INTRODUCCIÓN

La  Educación,  en  cualquiera  de  sus  etapas  es  uno  de  los   elementos  más  importantes  sino  vitales  de la  vida  en  sociedad,  porque  es  a  través  de  ella  que   se   busca  la  formación integral  desde  la  más temprana  edad  de  los  ciudadanos que  son  los actores  y   forjadores  del destino  de  sus  comunidades,  con mayor  o  menor  éxito  según  sea  su  grado  de  educación; Y  es que la pobreza  intelectual   de  un pueblo  es  uno  de los  peores  males  que  lo  puede afectar  pues la  ignorancia   es  terreno  fértil  para  los  gobierno dictatoriales  y  la corrupción,  un pueblo  sin educación  no  es  libre  de  regir sus  destinos,  es  por  ello  que  el tema  de  la  educación  siempre   ha  estado  presente   en la historia  de  la  humanidad   atravesando  por   varias  etapas  tanto  de oscuridad  como  de  brillantez  y con  el objeto   de   lograr  su excelencia  y  los más  óptimos  resultados  se han  ensayado  y se siguen ensayando  una  serie  de   métodos  y  teorías  y en su nombre  se  han  llevado  a  cabo   reformas   de  toda  índole,  con  sustentos  sociales  , legales,  pero  las más  de las  veces  políticos.

Pero  hallar  el método  o la fórmula   más   idónea  para  lograr  la excelencia  de  la educación no es tarea  fácil, nunca  lo fue  ni  lo  será, por  lo tanto,  los  intentos  continúan, uno   de  éstos  últimos  específicamente en el caso de la educación superior universitaria , lo  ha  sido  en nuestro país  la  promulgación de  la  Ley  N°  30220, conocida  como la Ley  Universitaria , norma  por  demás  controversial pues  ha  polarizado  la opinión  de  especialistas , educadores,  estudiantes  y    a  la  opinión pública  en  general   sobre  diversos  aspectos   regulados  como la  creación  de la   Superintendencia  Nacional de  Educación Superior  Universitaria  ( SUNEDU );  la  dependencia  de todo el sistema  de  la Educación  Superior  Universitaria  del  Ministerio de  Educación;  nuevos  lineamientos  para  la creación   y licenciamiento  de universidades; mayores  niveles de exigencia  académica; requisitos mínimos  para  el ejercicio de la docencia;  mayor promoción  a  la investigación , entre  otros.

Pero de  todas  las disposiciones  contenidas  en  esta Ley Universitaria,  quizá  la  que  ha generado  mayor  controversia  y hasta  resistencia  a  darle  cumplimiento,  es la  referida  a la  edad  máxima  para  el  ejercicio de la  docencia, estableciendo como  tal la  edad  de   70  años  cumplidos  los cuáles  determina  el cese  inmediato  del docente.

Analizar  cuál  es  el sustento  de  dicha disposición, la  validez  y constitucionalidad  de los argumentos  que  la avalan, teniendo  en  cuenta  el pronunciamiento  escueto  al  respecto  ya  emitido  por  el  Tribunal  Constitucional,  pero sobre todo analizar  esta   decisión  legislativa  desde una  óptica  humana que   se   centre  en   la  realidad  del docente  y  los  derechos  fundamentales  que  se pudieren   afectar,  es  el  contenido  de  este  trabajo  que  presento  a   su consideración.

1.- DOCENCIA  UNIVERSITARIA

Es  innegable  el   valor  e  importancia   de  los  profesores  como actores  protagonistas   en  la  historia  de la  universidad,  nadie  podrá  dudar entonces   que    los  maestros ,docentes,  doctores, regentes  o  bajo  cualquier  otra  denominación  con  los  que  se les  ha  conocido y  conoce ,  constituyen   uno  de  los   elementos, sino  el    más importante de  la  Universidad, porque  sin  perjuicio  de  la  normatividad o  del  sistema  que la  regule  son finalmente  ellos  los  encargados  de  ejecutarlas   imprimiéndoles  el  sello personal  que  determinará   el  logro  de  los  objetivos  del  aprendizaje   o  no.

Es así  que   a  lo largo  del tiempo, las  características  del  desempeño  del  profesor  universitario    han ido cambiando , pero al  mismo tiempo   se  han   dado   importantes  continuidades.  Estos cambios y  continuidades no   se han dado  de una manera  lineal,  y  a  veces lo   que parecen  cambios   en realidad  son continuidades  pero que han  saltado  ciertas etapas  y  aparecen   después  de  la  misma  manera  pero con diferentes investiduras, respondiendo a los diferentes conetxtos historicos (1).

Pero  para poder analizar  hoy  cuál  es  el rol que le corresponde  al   maestro universitario  y  poder  al mismo tiempo  analizar  objetivamente  si  el  límite  de edad  impuesto al  ejercicio  de  la  docencia   en  la  edad  de  70  años  es  razonable, tenemos  que  partir  de  verificar  cuál  es  el contexto en el que  se  ejerce dicha docencia,   y  éste  no  puede ser otro  que  el  de nuestra  Constitución.

En efecto,   el  Tribunal  Constitucional al  resolver  mediante  sentencia    los  expedientes  acumulados   0014-2014-PI/TC, 0016-2014-PI/TC, 0019-2014-PI/TC  y  0007-2015-PI/TC (2)    en el  fundamento    25   ha   reiterado    que  como  ya ha sostenido  en anteriores ocasiones,   la  educación  no  es solo un derecho,  sino  un auténtico  servicio público que  explica una  de  las  funciones – fines  del  Estado, cuya ejecución  puede   operar directamente   o a  través  de  terceros  (entidades  privadas)  aunque siempre  bajo  fiscalización   estatal.  Resalta  igualmente la importancia   que la educación  representa para la  persona, así  como  las  de   las  condiciones  que  debe promover  el mismo  Estado para cumplir con dicha  misión de  manera  efectiva, a la par de eficiente (3).

Si esto es  así, entonces  cabe preguntarse  cuáles  son las  características  con las cuales  debe  prestarse  ese servicio  público, lo  mínimo  a lo  que  se  puede  aspirar   es  a  que  éste  sea  de  calidad,  un servicio que   satisfaga  las expectativas  actuales  acorde  con  los  avances  del conocimiento  y  de  la  tecnología, esto quiere  decir  que  los  docentes  universitarios  deben  encontrarse  a  ese nivel  de   calidad,  actualizados, capacitados y  aún  en proceso de  mayor  capacitación,  para desempeñar  con eficacia  el  rol  de   ejemplo, facilitador   o   conductor   del  proceso  de aprendizaje   según  sea  el  método  o  métodos  que corresponda  aplicar  para lograr   la obtención  de  los objetivos  de  la  educación  a  este  nivel  que  no  sólo   son suficientes   al  cubrir  el  aspecto    científico  o  tecnológico   sino  principalmente  el  humanístico   de  acuerdo  con  los  requerimientos  de  los  tiempos  actuales.

En tal  medida  el docente  en general  pero  el universitario  en particular  y con  un mayor  grado  de exigencia   debe  ser   titular  de  las   destrezas  y  técnicas   de enseñanzas  más  actualizadas,  debe saber  utilizar  las estrategias  adecuadas, superando  la  vieja y desfasada  clase magistral;   debe   ser sujeto  activo  de  las innovaciones  en  las  mallas  curriculares,  en  las  sumillas  y  competencias   de  los  cursos  en definitiva  debe  ser   notorio   protagonista   del  proceso de aprendizaje  y  para  ello  debe contar  con  las  características  personales  adecuadas .

Es  por  eso  que  la  propia  Ley  Universitaria  vigente,  dentro  de  los  importantes  cambios  que propone  exige también mayores  niveles   de  exigencia  académica  no  sólo  a alumnos   sino  también   a  las  propias  universidades  y  a  los  docentes,  por  ello   se   ha  establecido  por  ejemplo   un   porcentaje       mínimo  de  docentes  a  tiempo  completo (25%)  como condición  para operar   en el servicio  de  educación superior  universitaria.

De  esta manera  se  promueve que   exista un cuerpo  docente permanente, que  desarrolle  actividades relacionadas  a la  investigación,  a  la  asesoría  académica,  a  los  alumnos  y  a  la  innovación  institucional, además dispone que  todos   los  docentes universitarios   de pre  grado  ostenten  el  grado  de Maestro .

Como sostiene   Emiliano  Ariza  León en  un  párrafo de su  artículo científico  sobre La  Misión   del  Profesor Universitario  en el  siglo  XXI:

Es  importante  concebir al   profesor  universitario  como  mediador  en el  proceso  de  formación integral   y   no  como un simple  transmisor  de  conocimientos  de  manera unidireccional. A  veces  se piensa que  la  Universidad  muy   poco  tiene  que  ver  con   la formación   en  valores,  se  cree que  ,  a   esta institución  del más alto nivel académico, solo se  va a adquirir conocimientos, a  aprender  para ser científicos  y   profesionales y, que  el  profesor  debe cumplir el  papel de simple  transmisor   y  examinador…

…A  este   profesor  ,  no  le  importa cómo  ni quién  sea  el    alumno;  a  veces  cree  que  entre menos   sepa  del  alumno  más  objetivo  será   en sus  evaluaciones. Además,  se  cree  que  quien  llega   a la  Universidad, debe  estar  preparado   para  escuchar, tomar apuntes, atender,  memorizar ,y  reproducir  con  exactitud  esos  nuevos  datos  que  le permitirán   pasar  sus  exámenes,  aprobar  los  semestres y  obtener  el  título. Nada  de  diálogo, preguntas, debates, trabajo en  equipo, salidas fuera  de  clase;  el programa debe   cumplirse  al  pie  de  la letra, en el orden  y  el tiempo programado.   Con  esta actitud  desinteresada  y  arrogante   se   pierde  el  espacio   para  la reflexión, el  análisis,  la  discusión,  la  deducción, la  creatividad,  el desarrollo de la imaginación, la  modificación del enfoque, la capacidad  de iniciativa para acercarse  al  análisis  de  la realidad social  y científica de  comprometerse  con   los  valores  que   posibiliten  la  formación  auténtica e integral   de  los  educandos ,para  que  contribuyan   eficazmente  como miembros de una  sociedad más justa  y   en  armonía. (4)

Es indudable que  estamos  en una época  de  mayores  exigencias   y retos,  frente  a las cuales  cabe  preguntarse  si  un  hombre  de  70  años  o  mayor   estará  en  las  condiciones  de   asumirlos   con  entusiasmo  pero  sobre todo  con   responsabilidad? Más  allá  de  aferrarse  a  un puesto  de trabajo  alegando  derechos adquiridos?  Esta   interrogante que  viene siendo efectuada  y respondida  entre los propios docentes  , autoridades  universitarias, legisladores   e incluso  Jueces  a  través   de  distintos  procesos  interpuestos  para  pretender  la no aplicación  o  exigir  el cumplimiento  del límite de los   70 años,  sin embargo  debería  ser  efectuada  concediéndole  el  mayor  peso a  la  respuesta  que se obtenga  a  los  alumnos  que  son  los  directos    destinatarios  de  la  labor  del docente,  razón  de existir  de  la  Universidad  y   con  mayor   razón  la  voz  más  legítima  para  opinar  sobre el desempeño  y la  confiabilidad  del  ejercicio  de la  docencia    por  parte  de septuagenarios;   Pero  también , y con objeto de ser justos, no cabría     que  esa  misma  pregunta  se  la  efectúen  los  propios  docentes que  ya han alcanzado  esa  edad  o  están  por  alcanzarla?  Acaso  ellos  mismos  no  perciben   el  cansancio  natural de los  años  que  los desanima  a  seguir  capacitándose,  a seguir  el ritmo  de los avances  tecnológicos  o  el mismo hecho de que  sólo se  matriculan en su  clase  los alumnos  resignados que no alcanzaron  cupo  en  las  de docentes  más  jóvenes  y  capacitados  que  ostentan  más  grados  académicos  y  estudios  de  especialización  y que  continúan  haciéndolo  a  diferencia  de ellos  que  sienten que  ya  no  están  en  edad para  estudiar y  se   amparan  en sus  viejos conocimientos que  repiten  cual  letanías   como  lo hacen  hace  ya  tantos  años.

 

[2] Caso Ley Universitaria. Colegio de Abogados de Lima Norte, Congresistas de la República y 6453 ciudadanos contra el Congreso de la República, de fecha 10 de noviembre del 2015 [3] STC 04646-2007-PA/TC, F. 25

[4] Ariza León Emiliano, La Misión del Profesor Universitario en el siglo XXI / Revista Docencia Universitaria.

 

Pero  además  de   las  exigencias   académicas  de  hoy  en día  a   los  docentes, existen  otras  más complementarias,  ya la Unesco  a  través   de   su Revista Prelac   en  la N° 1 concretamente   señala   lo  siguiente:

Resulta  fundamental, entonces,  reconocer que  la  calidad  del desempeño del  maestro depende de un conjunto   de   factores, que  incluyen  pero  superan   el  manejo    de    la  disciplina   y   la  didáctica. Por  ejemplo :  el   grado    de  compromiso con  los   resultados  de  su   trabajo  y   de   la  escuela, la   interacción  con   otros  factores  educativos  dentro   y fuera   de  la   escuela,  la autovaloración   personal  y   profesional,  el   nivel de   

participación   en   la  definición   de  políticas,  en  la   construcción   colectiva  del  proyecto   educativo    escolar,   en   la definición     del  modelo   de  gestión escolar,   en  el diseño   de  proyectos   pedagógicos etc.    Es  decir,   el   desempeño  profesional  depende   también   de cuán involucrados  y  responsables  se sienten  los  maestros en  el desarrollo de su   escuela  y    de  la  educación.(5) 

Esta  reflexión, aunque  referida  a  los  docentes de  escuela, con  mayor  razón nos dan  otras  pautas  de exigencia   aplicables   a  los  docentes universitarios, entonces cabe preguntarse   si   personas de   edad  cercana ,   con   los   70    años  cumplidos  o sobre  pasándolos    tendrá   ese grado de   compromiso con la Institución   en   la que  trabajan,  si  tendrán  el entusiasmo  y   la voluntad  para  autovalorarse  personal  y  profesionalmente ;  para  participar  activamente   por ejemplo de un  proceso   de Acreditación,  personalmente  he  experimentado  de su   parte  una  total  indiferencia   y   falta  total    de   participación   en   el citado   proceso   de   la  Facultad    en    la   cual   laboro   y    a    los   pocos   que  intervenían    se  le  hacía un  tanto  difícil  llevar el  ritmo     de   trabajo , así  como  el   manejo    de   nuevos términos  o metodologías,    como   por     ejemplo  cuando    se    hablaba    de  competencias.

La oponibilidad    de  exigencias de  calidad  educativa , cada  vez  mayores ,   al  aspecto  humano  al  tener  que   decirle automático   adiós  a  un docente  ya  entrado de años,  es  fría  y  trae consigo un  inocultable tufo    a  ingratitud , sin embargo, es preciso  analizar  si  la   Constitución  y  la ley  validan  este  límite  impuesto  y que ha  generado  singulares debates pero  más  que  ellos  resistencia  a  su cumplimiento.

2.-  EDAD  LÍMITE  PARA LA DOCENCIA  UNIVERSITARIA

Con la finalidad  de una   reforma urgente   en la  calidad  educativa   de las instituciones  universitaria    del  país, la  Ley  Universitaria  N° 30220  de fecha   ocho  de julio  del  2014  y  que  entró  en vigencia    el   10 de julio  del  mismo año,  en el  cuarto  párrafo del   artículo   84 ha  establecido:

“ …La edad  máxima para el ejercicio de la  docencia  universitaria  es   setenta  años, pasada  esta  edad  sólo podrán   ejercer  la docencia   bajo  la condición   de  docentes extraordinarios  y  no  podrán  ocupar   cargos administrativos…” (6)

Esta disposición  en  realidad  no  implica  una  innovación  ni   una  creación  de  parte  del  legislador  peruano (  para  variar)  lo  único  que  ha  hecho  es   sumar   al  Perú  a     una  práctica  general que  ya existe  en varios  países, tanto  de  Europa  como de  América  Latina, en los cuales  ya   existe  fijada   desde antes la  edad    máxima  para  el ejercicio  de  la   docencia  universitaria    en  las  universidades  públicas en 70  años,   previéndose   la   excepción   del  caso  de  los  docentes   eméritos  y  honorarios   que  pueden ser mayores  de la  edad  establecida.

En  efecto, en  Alemania  la  edad  límite  promedio se encuentra  entre  los  67  y  70  años, según   los  Lander; en  España   está  fijada   en   70 años;  en Francia  65  años, prorrogables   a   68;  en Italia   70  años;  en  Argentina  70 años; Brasil   70 años  y  Uruguay  70  años.

Incluso   en otros   países   del mundo   la  edad   de  jubilación  de los  docentes universitarios , hace mucho tiempo atrás    era  a   los  62 años, caso    de    la India y  es   en   año   2007   se   modificó   como  una   gran   conquista  a   los    65,pero  no  más  y  sin  embargo ,  en   nuestro   país,  al fijarse en   70  años  se   considera  una   arbitrariedad  lesiva a varios  derechos  fundamentales:

The  Union  Cabinet s  decision  to  raise  the retirement age for teachers  en Centrally funded   educational  institutions  of  higher   learning  across  the country  from  62  to   65  has been   welcomed by educators  (7)

La  decisión  de la Union  Cabinet  de  elevar  la  edad  de retiro  de los   docentes en   las   instituciones   Centrales   de   educación o   de  más  alto  aprendizaje   a  través   de  todo    el    país   de  62   a  65   has  sido  bienvenida   por   los  educadores  (8)

Tampoco  resulta  innovativo éste  límite  de edad  si tenemos  en cuenta  que  la edad máxima   para  los  docentes   de las universidades  privadas  es    también   70 años,  salvo  pacto en contrario,  según  el  Decreto  Legislativo  728, art.21  (9)

En  efecto  una  revisión   de la legislación  vigente  con anterioridad  a  ésta  última  ley  universitaria,  nos  permitirá  ratificar  que   en  realidad  no  introduce  ninguna   novedad  ni cambio  alguno  en  el  tema  materia  de análisis,  si tenemos  en cuenta   que : la  edad máxima  para   los docentes  universitarios  desde la  promulgación  del  Estatuto  y Escalafón   del  Servicio  Civil  del  Estado, Ley  11377  de  1951 ( art.  35-B)   ha  sido   70  años,  lo que   continuó    en el  Decreto  Legislativo   276 de  l984 ( art.  35.a ) leyes  que  comprendían    a los  docentes  de las  universidades  públicas  como  empleados  del  Estado.  A mayor   abundamiento,    la  Ley  del  Servicio  Civil N°  30057, de julio  del   2013, dispone que  los   docentes  de las  universidades  públicas   se  rigen  por  la  Ley  Universitaria  N°  23733, cuyo artículo  52-g  disponía   que   los  profesores ordinario   tienen derecho   a  “ los derechos  y   beneficios  del    servidor  público”  y si esto es así ,  también  les  eran  aplicadas  las  obligaciones,  requisitos  y límites  de  los  mismos.

Este  mandato  en particular    al  formar  parte  de una  ley  que  se  encuentra  vigente  es  obligatorio  desde el día siguiente  de  su publicación  en el Diario Oficial El  Peruano  con fecha  nueve  de julio  del dos  mil  catorce, conforme  al texto  que  no

[5] Revista Prelac N° 1, Oficina Regional de la UNERSCO para América Latina y el Caribe, Santiago de Chile, Julio 2005 pág. 10.

[6] Ley Universitaria 30220 art. 84

[7] http//www.theindu.com/todas-paper/Tp-newdalhi/central-universities-Gachers-news-retivement-age/article.

[8] Traducción propia

[9]  D.Ley 728

se ha modificado , ni  postergado su entrada en vigencia ,   ni ha sido dejado  sin  efecto por el  legislador, no   estando  sujeto  a   controversia  compleja  ni  a   interpretaciones  dispares  dada  la  claridad  de su   contenido,   manteniendo   en consecuencia su plena  vigencia,  de  conformidad  con el  artículo  109  de la  Constitución Política  (10). 

En consecuencia,   el  mandato  contenido   en  el artículo  84  de   la actual  Ley  Universitaria   debe aplicarse    a  los  profesores  universitarios  ordinarios   que  cesan  al  cumplir   70 años, disposición que se aplica     a    quienes  lleguen  a  esa  edad  en el futuro    y a quienes  ya   la  hayan  alcanzado , su  aplicación    se   sustenta  en el artículo    41    de la  Constitución   que dispone. “  la ley  establece la responsabilidad  de los funcionarios  y servidores  públicos, así  como  el plazo   de inhabilitación    para  la  función  pública” . Los  docentes   de las universidades públicas    ejercen  función  pública  y  son  empleados  públicos   y  si una   ley específica  para  su caso dispone  su  cese  a  dicha  edad,   el despido  por   dicha  causal  no  será  arbitrario

Al respecto  el  Tribunal  Constitucional  ya   ha  efectuado  pronunciamiento  y valoración,  mediante  la  Sentencia  emitida    en los  expedientes  acumulados  0014-2014-PI/TC, 0016-2014-PI/TC, 0019-2014-PI/TC  y  007-2015-PI/TC    en virtud  de la cual  declaró   Infundadas  las   demandas     de  inconstitucionalidad   de  la  Ley   N° 30220.

Dentro  de la  línea  argumentativa expuesta  por el  Tribunal,  al pronunciarse  en particular  respecto  del  límite  de edad  para la docencia  universitaria,  es  conveniente  citar los  principales  fundamentos  invocados  para   ratificar  la constitucionalidad  de    esta  disposición:

En el  fundamento  133  el  Tribunal  Constitucional  ratifica que la  Ley  N°  30220  corresponde  ser analizada en  base  a la  teoría  de  los hechos  cumplidos  y  no mediante  la  teoría  de  los derechos  adquiridos (11).

En los fundamentos   252  y   257  manifiesta que  legalmente puede  fijarse el límite  de edad  máxima  para  el ejercicio  de la  docencia   universitaria  (12).

En  los  fundamentos   253  y  255  el  Tribunal  Constitucional justifica  el  límite  de edad máxima  para  el ejercicio  de la docencia  universitaria   ordinaria  porque  favorece el derecho  de  acceso  a  la función  pública  de nuevos cuadros,  así  como  la movilidad  y   ascenso  de  los  profesores ordinarios (13).

En los  fundamentos 256  y   259  el  Tribunal  Constitucional  establece que   el límite  legal  máximo de   70  años  de edad  está   referido  al ejercicio  de la  docencia   universitaria ordinaria, permitiéndose excepcionalmente    que  pasada  esa  edad  se  continúe   con el ejercicio de  la  docencia   universitaria  únicamente  como docente  extraordinario  bajo  los requisitos  legales  exigidos  por  el inciso  2)  del  artículo  80  de la  propia  ley  (14).

Si  esto  es  así , queda  claro que  desde  un punto de  vista legal  y  constitucional,  la  disposición  de  límite  de edad  para  el ejercicio  de la docencia   universitaria  es  inobjetable  y  en consecuencia  de  obligatorio cumplimiento.

3.- DISCUSION

Las   razones  que  podrían sustentar  una disposición  como  la  que  nos ocupa   por  lógica podrían  ser: a)  cierta  decadencia   en la  exposición   de las clases   y  en la  investigación  a  partir de los   70 años, lo  que  no  del  todo  es cierto  porque  ello  se   puede presentar  inclusive  antes  e incluso  en docentes  jóvenes  que  carecen del  manejo  de  métodos  de  enseñanza  y  no  llegan  a   transmitir   conocimiento  ni menos  estimulan que  el alumno  lo construya  o experimente;  b) permitir  el   acceso  de los  docentes   de edad  menor  a la máxima   a  los niveles más   elevados  ocupados   por docentes que  cumplen  la  edad máxima; esto  es  bueno  porque    permite  un mayor  dinamismo  al  interior  de la  universidad, donde  ya  las personas  no  se eternizaran   en  los  cargos  ni menos  se  consideraran dueños  de   determinados  cursos  como actualmente ocurre; permitiendo  la  renovación  de ideas  y  el compromiso  con  nuevos  retos  que  por  lo  general  son  características  de  la  juventud  y  no ya   de  la gente  mayor  que  más tiende  a  conservar   un estado de cosas  como siempre  fue  sin asumir  riesgos;  c)  promover  una  renovación  en la enseñanza  y  la  investigación, partiendo de la  consideración   de que  es  más  probable    que  sea  aportada por  docentes más  jóvenes. Esto  es  totalmente cierto,  por  experiencia  personal ,como ya  lo anoté  precedentemente,   en  un proceso de acreditación de   una facultad, salvo  la excepción  justamente  del  Presidente  de la Comisión de  Acreditación  que  es  mayor  de  70  años,  el resto  ni  se aparecieron  a  alguna  de las sesiones  de trabajo menos  a  las  plenarias, porque sencillamente  el  tema  les era totalmente ajeno, extraño y  quienes  si asumieron las obligaciones  de  reforma  de sumillas , competencias  etc. (  bastante pesado )  fueron  los docentes por debajo de esa  edad límite.

Como  vemos  estos fundamentos  no  son absolutos,   pero  en todo caso  surgen de comprobaciones  estadísticas  de  la  realidad  que  todos  los  que somos parte  de  la vida  universitaria, sea  como docentes, alumnos  o  en  ambas posiciones,  caso de   los  docentes que  siguen estudios  de  post grado  o de especialización , conocemos  a   la perfección.

En  líneas precedentes  hemos  establecido    que  ésta  edad límite para la docencia universitaria  de  novedad no  tiene  nada,  ya  con anterioridad se    encontraba  normada, lo que pasa  es que antes  de   ella  el   cese  obligatorio  de los docentes  de las  universidades públicas  al llegar  a  los  70 años   se cumplía   regularmente,  esta  situación  cambio  cuando un docente   se  negó   e interpuso  una , entonces así  denominada ,  acción de Amparo  para  seguir enseñando, el Tribunal  de aquel  entonces  le dio  la razón sin fundamentarla    en  ninguna  disposición   constitucional  y valiéndose de una  falacia, pero  la razón principal   fue  que  de  los  cuatro  magistrados que  resolvieron  dos  eran    docentes de universidades    públicas  y habían  pasado  los  70  años.

Como consecuencia  de ello y de otras sentencias que siguieron cómodamente  la  misma línea  y  basándose  en ellas  ningún  docente  en adelante  fue  cesado  al  cumplir  la referida  edad, creándose  un   grave  problema  de  eternización  en cargos  y cátedras  de  docentes  que  impedía  el ascenso  y acceso    de nuevos  cuadros  y  de  profesionales  con mayores  merecimientos  académicos  y  profesionales, con las consecuencias  harto  conocidas   en  la  realidad  de   las universidades  públicas  del  país.

 [10] Constitución Política del Perú

[11] Sentencia Caso Ley Universitaria, Colegio de Abogados de Lima, y otros, 10 de noviembre del 2015

[12] Ibidem

[13] Ibidem

[14] Ibidem

La  sentencia  del  entonces  Tribunal  Constitucional es la  correspondiente  al  Expediente  594-99-AA/TC , el  Peruano  16-6-2000,  cuyo   fundamento  principal  para  darle  la razón  al  accionante que  se  resistió   a cesar  a  los  70  años  fue que  si  bien  es cierto  el Decreto   Legislativo   N°  276, Ley  de  Bases  de la  Carrera Administrativa  en su artículo  35, inciso  a)  concordante con   el artículo   186  del   Decreto Supremo  N° 005-90-PCM  que  era  el reglamento de la citada ley,  establecía   el cese  de un servidor público  a  los  70 años  de edad, sin embargo  dicha disposición  no era aplicable  a  los docentes  universitarios, porque  a ellos  sólo  se les aplicaba   los derechos  y  beneficios   de  los   servidores  públicos sujetos   al Decreto  Legislativo  276,  no  los  demás  requisitos  u obligaciones,    por  lo  que  no  correspondía  cesar unilateralmente  al demandante por el solo  hecho de    haber alcanzado   la  edad  de  70  años (15).

Esta  línea  argumentativa  no  podría eximir  de mayor  comentario, sin embargo  cabe precisar   que  si correspondía  el cese   al  amparo  del artículo  27   de la  Constitución  en  el sentido   que dispone  “ la ley concede al  trabajador adecuada  protección  contra el   despido  arbitrario”  esta  protección  para efectos  de la Ley Universitaria  sólo  estaba vigente  por  elemental  lógica   hasta los  70  años, después no.

Otro  tema  discutible, aunque  ya  zanjado por  el pronunciamiento  del  Tribunal Constitucional,  a  pesar  de lo cual  es   alegado  aún  por   determinadas  Universidades que  se  resisten  a  dar  cumplimiento a  esta  disposición  es el referido  a   que  el límite  de edad  así  como  las  demás disposiciones  de la  Ley Universitaria vigente  no  resultan aplicables  a  los docentes  que  ingresaron  a la  carrera docente  universitaria    al  amparo de la  Ley  23733  y que en consecuencia   la nueva ley  debe ser aplicada  sólo a quienes ingresen a  la docencia  bajo  su vigencia,  al  respecto  además de que el Tribunal Constitucional   ya precisó  que la interpretación  de  la  Ley  30220  debe efectuarse  a la luz  de la teoría  de  los Hechos  cumplidos, no  de los  derechos adquiridos,  debe  tenerse en  cuenta   lo previsto  en el   artículo III  del  Título  Preliminar    del Código Civil  que  establece :

“ La ley se  aplica   a las consecuencias   de  las  relaciones  y situaciones jurídicas  existentes”  y  además    que  ya   con anterioridad    el artículo    103  de la  Constitución fue  modificado  en el sentido  siguiente  “La ley desde  su entrada  en vigencia   se aplica    a las  consecuencias  de   las  relaciones  y  situaciones   jurídicas  existentes”

Analizar  las razones médicas  y psicológicas    en las que   también  seguramente  se  apoya  esta disposición y  evaluar  si un docente  de  70 años  o más  se encuentra  en aptitudes  psicológicas y físicas   de desempeñar  óptimamente  sus  tareas debido  a que  es sabido que las funciones sensoriales  disminuyen   paulatinamente  en cierto  grado,  pero que lo mismo  no  sucede  exactamente con las funciones   cognitivas las cuales  se mantienen  en  gran  medida , pero  que  también  pueden disminuir  ligeramente  y  en otros  casos  se incrementan  debido al conocimiento acumulado ,  experiencia  especializada, productividad  profesional  y sabidurí;  es un  campo  al que  prefiero  no  ingresar  porque  justamente no es  el mío, aunque   no  deja   de   ser interesante y    a   la vez  apasionante  investigar sobre el  tema   de  la  vejez y la jubilación,  para   encontrar por   ejemplo  que :

El  perfil de  la persona jubilada  del pasado  atendía   a  una  persona físicamente agotada, cansada   de los años   de  trabajo  y/o   dedicación    a  la  familia, donde   se entendía  que   había   alcanzado  la   edad   para el  merecido  descanso, para  el   no  hacer nada     y   “esperar” lo  inevitable ( Pérez  Cano  y  Monreal Gimeno,  2006 ) teniendo  presente que   cuando   se   instauró  la   jubilación   a    los  65  años  ésta   era  la  edad  de  esperanza    de vida ( en  Alemania  a  finales   del siglo   XIX ).

Éstas  eran   las   percepciones    de las  propias  personas jubiladas, así como, la visión que   la     sociedad   tenía   de   ellas,  por  lo  que   empezamos a hablar   de   calidad  de vida   en  la  vejez… (16)

Sin  embargo  de  la experiencia  de  la  realidad, todos  somos  testigos  de  cómo  los procesos de envejecimiento  y sus consecuencias  no  son  los  mismos  en todas  las  personas,  existen   algunas  de  brillantez  de  mente  pero deterioro  grave  de sus  facultades  físicas  o  al revés, como aquellos  casos  de excepción en que  conservan  ambas  a la  perfección  a  diferencia  de personas  aún  más  jóvenes   que   se encuentran en  total  incapacidad  tanto física  como  psicológica  o  por  lo menos disminuidos  notoriamente  de  las  mismas.

Respecto  de  la  vejez  y   el supuesto  deterioro físico, mental   y   cognitivo   que   se  supone   conlleva   nada  está  dicho   ni  es definitivo,  así  tenemos  que: 

La  percepción  que  existe  hoy  en  día   sobre   el  envejecimiento   ha  evolucionado   en  pocas décadas ,aunque aún queda mucho  por andar.

Hace unos  años   envejecer  era   sinónimo de enfermedad,  así   como   de declive vital inevitable  cuyo   desenlace era   la  muerte.  Sin   embargo , en  la  actualidad se comienza   a   reconocer   que   el  envejecimiento   es un proceso natural,   que   representa   una  etapa más  en  la vida,  y   como  tal  hay   que  afrontarlo,   con   sus   ganancias  y   pérdidas… Sin embargo ,un  hecho  evidente   de  la   jubilación   es   la  pérdida de  rol  profesional,  la  disminución    de  los ingresos económicos, una   mayor   cantidad de    tiempo   libre, etc.  Y  esto   en  ocasiones   se  vuelve   traumático. (17)

Justamente,  los  temores  a   los que  hace referencia  en   la  cita  precedente    son   los   que  parece   ser  sustentan   la  resistencia    de  algunos  docentes   al  retiro   dispuesto   por   ley  (porque  no  son  todos, los  hay  incluso  quienes   se retiran   entendiendo  que  se encuentran  ante   una  nueva   etapa   que  “…deben  afrontar  con sabiduría, ilusión,  orgullo  de  haber  llegado  hasta  ahí   y   sobre  todo  con  la experiencia  y   serenidad    adquirida  durante   los  años  vividos)  (18)  y   ello   hasta  cierto punto   es   comprensible  porque no  existe  una preparación  previa para  ser despojado de  una   ocupación que  llenó   toda  su  vida   y   lo  que   es más  significativo   para   ver   recortados   considerablemente sus  ingresos económicos  por  efecto  de las   diminutas    sino   míseras  pensiones   del sector  público,  pero  si  ponderamos   esos  temores personales   con  el interés público materializado en  el  derecho   fundamental   de  los  alumnos    a  una  educación    con   calidad para lograr  una   formación   integral, humanista  que   los  prepare  para    ser   elementos  activos  y  útiles   de  la   sociedad, pierden fuerza   como  sustento   oponible   al  cumplimiento   de   la ley

 

[15] Sentencia Exp. 594-99-AA/TC, 16-06,2000

[16] Moreno-Crespo, P y Perez-Perez (2004) Estereotipos sobre la jubilación en pretitulados universitarios: proyecto de innovación docente. REIRE Revista d'Innonación / Recerca en Educación http:/www.ub.edu/ice/reiré.htm.

[17] Ibidem

[18] Ibidem

4.- CONCLUSIONES

Como  consecuencia  del presente  trabajo   podemos  proponer  las siguientes conclusiones:

1.- El límite  de edad  para el ejercicio de la  docencia  universitaria,  establecido por  la  Ley  N°30220, en su artículo   84,  no  es  arbitrario,  ya que  se encuentra con  arreglo  a  ley  y  a la Constitución,  en consecuencia  no  es  violatorio de  derecho fundamental  alguno,  pues  estos al no ser  absolutos  están sujetos  a  límites  tanto internos  como externos,  constituyendo justamente   esta disposición  un  límite  impuesto  en armonía  con el interés  social  común  que  prima  sobre  el interés  particular.

2.- No  existe  discriminación alguna, porque  la  citada  ley no ha  establecido régimen de excepción  o  dispensa alguna  dentro  del sistema de  educación superior  universit...



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Volumen 10 - Número 1 (2024)